Más allá de Felipe de Edimburgo: los dramas que han marcado la última etapa de la reina Isabel
2021 está siendo un año particularmente difícil para la reina Isabel. A pocas semanas de que termine, la monarca acaba de enfrentarse a una nueva pérdida. Este fin de semana se conocía la triste noticia del fallecimiento de Ann Fortune FitzRoy, duquesa de Grafton, uno de los mayores apoyos de la soberana. La aristócrata moría el 3 de diciembre a la edad de 102 años y su fallecimiento ha supuesto un durísimo golpe para la Reina.
La reina Isabel con el príncipe Carlos / Gtres
Ann comenzó a trabajar en Buckingham en la década de los años cincuenta y a finales de los sesenta se convirtió en Maîtresse de la Garde Robe, un cargo que solo han ocupado dos mujeres a lo largo del reinado de Isabel II. Además, siempre fue una persona muy cercana a Su Majestad.
Sin embargo, no ha sido esta la única pérdida a la que se ha enfrentado la monarca. A principios de año se conocía la noticia de la muerte de Lady Mary Colman a los 88 años, prima materna de la Reina. Una muerte que llegada apenas unos meses después de otros fallecimientos en el entorno de la soberana: el de Lady Elizabeth Anson, prima de Su Majestad, y el de Lady Moira Campbell, que ejerció de dama de honor en su coronación.
En el mes de febrero nos dejaba el veterano capitán Sir Tom Moore, con quien Isabel II mantenía una buena amistad y poco después lo hacía Lord Vestey, maestro de caballos de la Casa Real durante más de una década. Vestey fallecía además apenas unas semanas después de su mujer, Celia. Con ambos la Reina tenía una estrecha relación.
La reina Isabel en una audiencia virtual / Gtres
A principios del mes de abril, Isabel II hacía frente a uno de los momentos más devastadores de su vida: la muerte de Felipe de Edimburgo, ‘su roca’, como ella misma le definía. Un hombre que había sido su gran apoyo durante más de siete décadas y que había sabido permanecer a la sombra de la soberana, tal como marcaba su complicada posición. Quizás para la Reina, el momento más difícil de su vida, solo comparable -y en parte- al momento en el que perdió a su padre de manera prematura o cuando tuvo que afrontar, en el mismo año y con apenas un mes de diferencia, los fallecimientos de su hermana, la princesa Margarita, y de la reina madre. El mismo día del funeral del Duque, cuando vimos a la Reina más sola y devastada que nunca, fallecía también otro gran amigo de la monarca: Sir Michael Oswald, con quien compartía interés y amor por las carreras de caballos.
A pesar de todo, Isabel II ha seguido adelante y se ha mantenido firme con su compromiso con la Corona. Sin embargo, a sus 95 años resulta imposible no percatarse de que las dificultades de los últimos tiempos han hecho mella en su estado. Hasta ahora era impensable que Su Majestad cancelase su presencia en algún compromiso, algo que ha tenido que hacer por estricto consejo médico.
La reina Isabel y Felipe de Edimburgo / Gtres
Es cierto que la Reina sigue cumpliendo con parte de su agenda a nivel virtual, pero los últimos meses le han pasado una cara factura. Una realidad de la que empezó a ser consciente hace algunos años, cuando poco a poco las personas de su círculo iban abandonando este mundo. Fue precisamente en 2017 -coincidiendo con el setenta aniversario de boda de la monarca y el duque de Edimburgo- cuando el fallecimiento de varios de los amigos cercanos a la pareja afectó de manera sustancial para que decidiera que no hubiera una gran celebración. Fuentes cercanas a los Windsor recalcaban que la Reina no estaba con ánimos, sobre todo por la muerte de dos de sus mejores amigas: Elizabeth Longman y su prima Margaret Rhodes, a lo que se sumaba entonces la retirada de Felipe de Edimburgo de la vida pública. Sin embargo, ha sido este año cuando más patente se ha hecho esta situación, sobre todo por el adiós al Duque.
La reina Isabel en una imagen de archivo / Gtres
Más allá del círculo íntimo de la Reina, Su Majestad no solo ha perdido a personas de su plena confianza, sino también a varias de sus mascotas, que la han acompañado a lo largo de su vida. Para ella, sus perros de la raza corgi y dorgi han sido miembros de la familia, pero recientemente ha tenido que decir adiós a algunos de ellos, lo que ha sido otro gran golpe ya que siempre han sido su mejor compañía.